ivan rohe desciende de la nave en tenerife, puntos suspensivos.
con respecto a su labor, se declara incompetente para explicar algo de lo que aquí se hace. se declara en este instante responsable absoluto de lo que aquí se hace. y quiere declarar, pero no jurar, que es todo lo que aquí dice y también todo lo que aquí silencia. y advierte, que no habrá ninguna teoría razonable ni novedosa sobre su trabajo, ninguna explicación metódica acerca de el, ninguna descripción comprensiva, ninguna justificación sistemática en torno del probable sentido que aquí presenta. no, no podría haberlo, no podría hacerlo. aún cuando ha pasado los últimos años no haciendo otra cosa que haciéndolo. carece de toda comprensión puntual e irreflexiva al respecto de saber algo sobre aquello que ha hecho y que hace. más aún, no dispone de ningún discurso racional, técnico y/o disciplinar que pueda aproximarse, inclusive mínimamente a este lugar que de momento solo se le ha dado a llamar *dimensión impersonal*. una danza, es cierto, que a veces le deja inmóvil, que otras veces me obliga en le mayoría de las ocasiones a obedecer temblando, con miedo a un impulso, un gesto más próximo a un ritual inexplicable, indefinido, interminable, brutal.
su trabajo evoluciona y se transforma a medida que avanza en la vida. ha ido eligiendo aquello que se adapta a su historia. comparte lo que ha aprendido con aquellos que están interesados y se ofrece al servicio de lo que ha descubierto. está compartiendo su silencio, su alegría, su íntima iluminación. disfruta con ello y, cualquiera que quiera disfrutarla con el, es bienvenido/a.
abre un conocer y sentir silenciosos, le interesa hacer presente una dimensión, encarnarla, hablar del silencio de sí mismo, desde el vacío de sí mismo. no enseña, acerca a un lugar vacío de toda estructura. habla de lo que está más allá de toda posibilidad de representación. no propone, no impone no hay un modo de, no afirma, no hay nada ni nadie. no pide que se busque, invita a ser como la tierra desnuda olvidada de sí misma, acogiendo igualmente el agua que la moja y el sol que la quema. la idea es aprender nada, que pase algo.
habla de lo intimo, de la iniciativa y la creatividad para abrir la propia hondura, el propio tiempo. se ofrece, da su desnudez y su silencio. posibilita la inmediatez del sentir, el nacimiento de la escucha y la acogida completa a toda realidad, la veneración a todo tal como viene y lo creamos.
proporciona entornos en los que pueda tener lugar la abertura de otra realidad, una nueva perspectiva sobre el mundo y las relaciones humanas. invita a ver otra posibilidad, dar a luz a nuevas formas en nuestro sistema biológico. un espacio para reubicarse a travez del acto de recordarse.
no intenta educar a nadie, su única tarea es llevar al humano si quiere de vuelta a su original, a sus máximos potenciales, a encarnar su mejor tiempo. que no hay que dejarse llevar por ninguna obstinación muda hacia un fin milenario, que hace falta lo discontinuo. hay que sacudirse, arrojar de uno mismo lo convencional, lo ya vivido, lo ya sabido, lo ya aceptado, lo ya sido. hay que dejar ese personaje más vivido por ayeres que viviente hoy.
se necesita a veces esa violencia que abre la puerta a otra cosa, besos que puedan hacer añicos el viejo orden sin dejar nada como era antes.
su obra es la deconstrucción de sí, de ese sujeto socializado. el don, es el de rescatar del estancamiento repetitivo, que es esa forma de mirar, ese estar frente a todo sin entregarse a nada, el no ver, el corroborar y considerar.
ivan viene a declararnos sanos, lógicos, poetas, brujas y magos portadores del sentido común, a romper el sinsentido de los adaptados, de los colonizados por el sistema, que pretende a todos iguales para que nadie sea único. denuncia el espejismo de lo continuo, la falacia de lo inmóvil y lo repetible. nos hace mirar, para que podamos ver esa locura donde está el mundo encerrado, la reja de la repetición, ese delirio que se oculta tras la niebla de algún fármaco, detras de un vino ritual o algún estornudo genital.
viene para que la realidad se abra, para renovar la fe. no enseña, no señala, invita a la concreción, a la creación, al salto, a la súbita apertura.
su querer hacer no lo ha conducido la razón, sino que le ha lanzado un impulso. comienza con un silencio a partir del cual se configura algo. buscó mucho cómo llamar a está manera imprevisible con la que trabaja y nunca encontró otra palabra que; d e c o n s t r u c c i ó n.
realiza sesiones individuales, vivenciales, conversaciones, formaciones y estancias de varios días, no utiliza ninguna técnica o método en particular, sólo está para acompañarte, descolocarte y estimularte, invitarte a que no te mientas más.
no esta aquí para enseñar nada, sino para provocar algo en ti.