centro del cultivo de las nuevas facultades y dimensiones humanas.

centro del cultivo
de las nuevas facultades y dimensiones humanas.

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hundirse para dar a luz la noche

¿habrá otro modo de estar aquí, a parte de crear las propias realidades?

siempre hemos querido civilizar nuestra existencia, expulsar nuestra naturaleza. nos conformamos con lo conocido, que nos propone un simulacro de vida. lo que nos mata es lo cotidiano ordenado, la búsqueda atolondrada de la vida en la vida nos ha alejado del instinto. soportamos una organización construida y tenemos miedo de no pertenecer más a un sistema.

nuestro fracaso espectacular y continuo prueba que existe su contrario. la vida que llamamos real solo es simbólica; se refiere alguna otra cosa. creamos a un dios a nuestra imagen y semejanza, ausente, tolete y perezoso.

es hora de caminar en dirección a la destrucción de lo que se ha construido, hacia la despersonalización, la destitución de lo individual inútil, a librar de la propia piel las características, toda superficie.

es hora de moverse de esta inquieta y feliz rutina, e invitarnos a habitar un reino nuevo.

es momento de soltar las antiguas referencias,  los apoyos ficticios, las malas raíces de la costumbre, lo que todavía nos detiene, liberar lo que está prisionero, lo viejo, lo que enferma, las heredadas y antiguas memorias de varios milenios de olvido.

todo lo que ha venido y vendrá viene para perturbar las viejas costumbres, para

desorganizarnos y que nos encontremos en la desorientación. para que salgamos de una puta vez de lo falso, de esta inquieta y feliz rutina, que nos deshabituemos, que no nos restringamos al papel de humano.

todo ha venido y viene para identificar nuestros hábitos de mierda, nuestras historias malsanas que contribuyen a una espiral descendente, para que no tapemos la putrefacción con flores, y corrijamos la tendencia a posponer, a simular indiferencia.

para que consigamos soltarnos de la frontera cotidiana de ver, de esta limitación racional. sobrepasar la visión que selecciona y organiza, ese depredador que llevamos dentro.

ha venido un virus y, de pronto,  parece como si hubiera vaciado la vida de sus programas consagrados, y haya querido la destrucción de lo normal, aunque eso mismo llamado normal y natural sea tedioso, odioso y triste. el virus anuncia el fin del mundo, sí. el virus anuncia un nuevo mundo, ha llegado la redención.

el virus es el ángel blanco que aparece  para trascender toda negrura, para liberar nuestro corazón de todo lo que no sean sus latidos, para despejar el polvo que le ha quitado brillo a la vida.

todo ha venido, siempre viene y vendrá  para que no veamos solo el lado opaco del diamante que somos, para que elijamos ver, detrás del oscuro abrigo que a veces ponemos a las cosas, el tesoro de nuestras profundidades.

queda, eso sí, una comunidad que debe reinventarse, cuidándose en cada detalle.

queda el hundirse
para dar a luz la noche.

tender un puente,
crear lo buscado

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